Hoy 18 de mayo, alrrededor de las 8:00 en el mero Distrito Federal un ciudadano más, como usted y como yo, fué víctima de la delincuencia al ser asaltado en la vía pública; quitandole con lujo de violencia sus efectos personales.
Este hecho en sí, podría pasar desapercibido en la gran urbe, pues son decenas de ciudadanos los que a diario son asaltados violentamente, lo que me llama la atención es que inmediatamente después de que los malhechores cometieron el asalto, fueron baleados y muerto uno de ellos, por alguien que posiblemente ya hastiado de esta situación, ejecutó a uno de los malandrines. Dijo la persona asaltada que no vió quien o quienes abatieron a los pillos. Y es esto lo que de nueva cuenta me mueve a comentar con mis dos lectores, algo que mencioné el martes 19 de octubre del 2010 en este espacio. Que en Michoacán se dió a conocer la formación de grupos de ciudadanos (pelotones omega) que vigilarian y enfrentarian a los delincuentes.
Hoy, alguien hizo "justicia" por mano propia, hoy alguien cruzó el umbral que delimita al ciudadano medroso del "vigilante," hoy en el D.F. hay un nuevo "vengador anónimo" (si, exactamente como en las películas de Charles Bronson), hoy el ciudadano común y corriente como en las peliculas referidas, no vió quién lo defendió, hoy el nuevo "vigilante" sabe que ese ciudadano que fué asaltado violentamente, tiene su simpatía y jamás, jamás dirá o hará algo que ponga en peligro al "vigilante". (igual que en las peliculas).
Recuerdo que ese martes 19 de octubre del 2010, dije que si se concretaba la aparición de "vigilantes" entonces si ibamos a estar bien jodidos, porque lo dije? pues simple y sencillamente porque este hecho ocurrido el dia de hoy, establece un parte aguas entre los reclamos al ESTADO por una sociedad hastiada de tanta violencia y una autoridad anodina, lenta, corrupta y en franco cohecho con la delincuencia. Basta recordar el reciente "descubrimiento" de la venta de ilegales hecha por migración a los narcos.
A partir de hoy, el ciudadano común y corriente, repito. Cruzó el umbral entre la pasividad timorata y la toma de justicia por mano propia.
